Piqueras Muñoz, José

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Piqueras Muñoz, José

Cargo: Diputado PSOE por Jaén. Gobernador civil de Jaén. Alcalde de La Carolina (Jaén)

Nacimiento: 3/7/1884, La Carolina, provincia de Jaén

Fallecimiento 15/4/1939, Linares, provincia de Jaén

Biografía:

Albañil. Después de trabajar durante un tiempo en Madrid regresó a La Carolina (Jaén) donde ingresó en la Sociedad Obrera de Albañiles “La Amistad” de la UGT en 1904. En noviembre de 1910 fue elegido vocal de la Junta Local de Reformas Sociales y a finales de octubre de 1913 fue propuesto para formar parte de la candidatura de la Conjunción Republicano Socialista en dicha localidad, siendo elegido concejal. Afiliado a la AS de La Carolina desde 1918, siendo redactor del periódico socialista La Ola Roja, que comenzó su publicación en junio de ese año. Iniciado en la masonería en 1919 con el nombre simbólico de “Marx”, perteneciendo a la logia “Hispanoamericana nº 379” de Madrid, donde alcanzó el grado 1º. Fue alcalde de La Carolina en 1920 y candidato del PSOE por Linares-La Carolina en las elecciones a diputados provinciales en 1923. En enero de 1924 fue elegido vocal de la Junta Local de Reformas Sociales, presidente de la Federación Local de Sociedades Obreras y tesorero del Comité Directivo de la AS de La Carolina. Fue desterrado de La Carolina a Toledo después de la huelga minera de mayo de 1927. En febrero de 1928 fue elegido tesorero-contador de la AS y en 1929 reelegido presidente de la Federación Local de Sociedades Obreras y vocal titular del Comité paritario del Ramo de la Edificación. En enero de 1930 fue elegido delegado por La Carolina para asistir en Jaén a una reunión con el objetivo de crear una organización provincial que aglutinara a las AS y Sociedades Obreras de la provincia de Jaén y en julio siguiente firmó en Madrid, como representante de los mineros, el acuerdo con la Sociedad Minera Metalúrgica de Peñarroya, después de una larga huelga general en la mina “La Rosa”. Este año fue designado concejal por Real Orden, ejerciendo como teniente de alcalde y volviendo a ser alcalde de La Carolina en febrero de 1931, permaneciendo en el cargo hasta 1934. Asistió al XV Congreso de la UGT en 1922 como delegado de los obreros de oficios varios de “La Lucha”, los panaderos y los agricultores de La Carolina y al XVI Congreso en 1928 como delegado de los obreros de profesiones y oficios varios de “La Lucha”, los panaderos, los albañiles de “La Amistad” y el Sindicato Minero de La Carolina. En ambos Congresos fue elegido vocal del Comité Nacional de la UGT en representación de Andalucía Oriental (Almería, Granada y Jaén). Representó a la AS de La Carolina en el Congreso Extraordinario del PSOE celebrado en julio de 1931. Fue elegido diputado del PSOE en octubre de 1931 en la elección para cubrir las vacantes producidas por diputados que habían obtenido escaños en dos o más circunscripciones. Presidente de la Casa del Pueblo de La Carolina, vocal del Comité Nacional de la UGT en 1931 y 1932 por Andalucía Oriental, delegado de la Federación Socialista de Jaén en la Asamblea celebrada en enero de 1933 en Córdoba en favor del Estatuto Andaluz y candidato del PSOE por Sevilla-provincia en las elecciones generales de 1933 sin resultar elegido. Por su participación en la revolución de octubre de 1934 fue condenado a dieciocho años de cárcel, en Consejo de Guerra celebrado en Granada el 24 de julio de 1935, pena que cumplió en el Fuerte de San Cristóbal de Pamplona y desde el 11 de noviembre de ese año hasta la amnistía de febrero de 1936 en el Reformatorio de Adultos de Alicante. Después del triunfo del Frente Popular fue repuesto como alcalde de La Carolina, siendo además presidente de la AS y de la Federación Local de Sociedades Obreras. Fue delegado al I Congreso de la Federación Provincial Socialista del PSOE de Jaén celebrado en dicha localidad del 27 al 29 de junio de 1936, en el que formó parte de la ponencia del “Movimiento octubre”. Al producirse el golpe de Estado de julio siguiente formó una columna de milicias con los mineros de La Carolina y El Centenillo (Baños de la Encina) con la que marchó a Córdoba. En agosto fue nombrado Delegado del Consorcio del Plomo y el 4 de octubre de ese mismo año Gobernador civil de Jaén, cargo que desempeñó hasta el 24 de agosto de 1937, presidiendo posteriormente la Diputación Provincial. El 30 y 31 de octubre siguientes fue delegado al II Congreso de la Federación Provincial Socialista de Jaén celebrado en dicha localidad, en el que formó parte de la ponencia de “Disciplina”. La reciedumbre de su carácter, que caracterizó a la mayoría de los líderes obreros del siglo XIX y primer tercio del XX le hizo un líder indiscutible de la clase obrera de Jaén. Julián Zugazagoitia, periodista, diputado y ministro socialista de Gobernación durante la guerra civil, que coincidió con él en el Congreso de los Diputados, describe muy bien su carácter. Había estallado la guerra el 18 de julio de 1936, «en previsión de mayores males, los mineros de La Carolina se plantaron con sus paquetes de dinamita en los riscos de Despeñaperros. La iniciativa correspondía por entero a José Piqueras, viejo militante socialista, que ejercía sobre los trabajadores de La Carolina un ascendiente moral insuperable. Todo su mérito —no era orador, no sabía sino escribir deficientemente— surgía de la nobleza y de la pureza de su vida. Rendía culto apasionado a las clásicas virtudes de los primeros socialistas: adhesión profunda a la verdad y reciedumbre para padecer persecución por ella. Su palabra, sin otros acentos que los populares, entraba derecha, como saeta, en el corazón de los mineros. De Vizcaya conocía yo un tipo humano como el suyo, aun cuando no tan decantado y perfecto: Perezagua. José Piqueras llegó, como me sucedió a mí, con algún retraso a las Cortes Constituyentes. Fue elegido en unas elecciones parciales. El retraso no fue tanto que no le consintiese asistir al encumbramiento de Alcalá Zamora a la presidencia de la República. Eran muchas las campañas que Piqueras había reñido contra el presidente electo, en los tiempos en que Don Niceto, como monárquico, asumía al cacicazgo de Jaén. Ambos hombres se conocían y se conocían bien. Cuando los socialistas examinamos la procedencia de votar la candidatura de Alcalá Zamora para cargo tan elevado, dos diputados consignaron su oposición: Piqueras y el doctor Pascua. El primero dio razones pragmáticas; el segundo, científicas. Sus razones no prevalecieron. Los tres ministros —Largo Caballero, Prieto y Fernando de los Ríos— garantizaban la bondad de la elección. Esa garantía no nos resultó suficiente al grupo, pequeño, de parlamentarios socialistas que, aprovechándonos del sistema de sufragio secreto, con lo que no quebrantábamos públicamente la disciplina, votamos en blanco. Elegido Alcalá Zamora hubo de organizarse el acto de la promesa. Una comisión de diputados de las minorías gubernamentales, con una representación de la Mesa de la Cámara, que presidía Julián Besteiro, debía acompañar a Don Niceto desde su domicilio al Parlamento. Concertando esos detalles, Alcalá Zamora formuló su deseo de que en la representación de los socialistas figurase José Piqueras. Nuestro camarada oyó, cejijunto, erizados los grandes bigotes, que todavía no había sacrificado, el deseo de su excelencia y opuso a él una negativa tajante. Como alguien pretendiese hacerlo volver de su acuerdo, mirándole bien mirado, le contestó: «Ni a rastras, ¿comprende? Ni a rastras. Preferiría cien veces darme de baja del Partido». Este hombre fue el que subió a Despeñaperros con una selección de mineros y barrenó todos aquellos riscos. Al interrogarle por su obra, un domingo que habiéndonos invitado a comer con él, le llevamos la noticia de su próxima designación de gobernador civil de su provincia, Jaén, nos dijo señalando alternativamente a la carretera y a la línea férrea: —Ni por aquí ni por ahí podrá circular una persona sin permiso nuestro. Dos cerillas y los caminos quedarán cerrados con muchas toneladas de piedra. Sus escopeteros, los mismos que habían cazado los conejos para nuestro almuerzo, cuidaban día y noche de la red de barrenos y ejercían una escrupulosa vigilancia en la carretera. Por aquel desfiladero abrupto, portal de Andalucía hacia la Mancha, el paso estaba cerrado y nadie, a lo largo de la guerra, intentó franquearlo». Al finalizar la guerra civil fue detenido en Arquillos (Jaén) e internado en la prisión de Linares (Jaén), siendo condenado a muerte en Consejo de Guerra celebrado en dicha localidad el 10 de abril de 1939 y fusilado el día 15 de ese mismo mes.

[Corresponde al nº 1593 del DBSE 1879-1939]

Fotografía: Archivo fotográfico FPI

Fuentes:

Archivo Histórico PSOE (AH 60-50 y 55/FPI); CDMH/Salamanca (Masonería y TRMC); ES 18.XI.1910, 4.I, 18.II y VI.1923, 1, 17 y 26.I y 1.VI.1924, 18.II y 11.IX.1928, 24 y 29.I, 27.VIII y 13.XI.1929, 13 y 24.I y 12.VII.1930 y 6.II.1931; El Minero de La Hulla XII.1929; Democracia (Jaén) 11.VII.1936 y 2.XI.1937; Dirigentes de UGT (FPI); Memoria XII Congreso PSOE 1928; PSOE. Congreso Extraordinario 1931; J. ZUGAZAGOITIA MENDIETA. Guerra y vicisitudes de los españoles…, pp. 687 a 693; A. MARTÍN NÁJERA. El Grupo Parlamentario Socialista…, pp. 1.401 y 1.402; L.M. SÁNCHEZ TOSTADO. Víctimas…, pp. 343 a 349; A. CHECA GODOY. Enciclopedia General de Jaén…; S. DE CÓRDOBA ORTEGA. Diccionario Biográfico del Socialismo Español: La Carolina (Jaén) 1879-1975…, pp. 257 a 260