Fernández Ayala, Juan Cruz

administracionfpi

Fernández Ayala, Juan Cruz

Cargo: Concejal por Fitero (Navarra)

Nacimiento: 23/11/1893, Fitero, provincia de Navarra

Fallecimiento 14/5/1937

Biografía:

Fitero (Navarra) 23.XI.1893 – Echarri (Navarra) 14.V.1937
Hijo de Lázaro Fernández Molina (Fitero), jornalero, y Cecilia Ayala Vicente (Cintruénigo). Se casó en 1922 con Blasa Igea Lauroba.
Jornalero. El 12 de abril de 1931 fue elegido concejal de Fitero con otros cinco socialistas. El día de la toma de posesión, el 18 de abril, fue nombrado procurador síndico segundo. Daba cuenta ¡¡Trabajadores!! de los actos civiles llevados a cabo en su localidad natal. Fue depuesto de concejal tras los acontecimientos de octubre de 1934 y repuesto en el cargo después del triunfo del Frente Popular. Junto con sus compañeros en el Ayuntamiento (Antonio Bermejo García, Miguel Barea Muro, Jacinto Yanguas Fernández y Demetrio Andrés Fernández), afectos al Frente Popular y como él fusilados por los sublevados, el 3 de mayo de 1936 comunicó por telegrama al gobernador civil que tres días más tarde pensaba abandonar el Ayuntamiento. Aducían su falta de autoridad para desempeñarlo, puesto que desde que habían sido repuestos no habían logrado la sustitución del comandante de la Guardia Civil, con quien no podían contar para mantener el orden público. Ante la palabra de honor del gobernador de que iba a acceder a su petición retiraron sus dimisiones, pero el 4 del mismo mes las presentaron de nuevo a la vista de la actitud de dicho comandante, pues no lograron su colaboración para celebrar la Fiesta del Trabajo. Esta tuvo que suspenderse «con el fin de evitar un día de luto a este pueblo y por cuya causa el repetido sargento recibió muchas felicitaciones de los elementos fascistas y demás derechas de esta localidad». El día 15 del mismo mes se quejaron de nuevo porque el comandante se había inmiscuido en asuntos que no le correspondían y sólo habían logrado «el más absoluto desprecio, por parte del gobernador civil», del que consideraban que estaba haciendo «una labor anti-republicana», al menos en lo que afectaba a Fitero. Todos estos extremos se los comunicaron al ministro de la Gobernación en un oficio del 9 de junio de 1936. En él decían también que la Gestora de la Diputación coartaba y anulaba su labor en el Ayuntamiento a favor de la clase trabajadora que representaban y aludían a que aquélla había destituido a tres empleados municipales por ser de la UGT. Por todo ello terminaban presentando irrevocablemente su dimisión de concejales y advirtiendo que abandonarían el cargo si no les era admitida; añadían que otro concejal, Juan Cruz Díaz Orive, no firmaba porque desde el 3 de mayo, en que había presentado la suya, se consideraba dimisionario y no asistía ya a las sesiones. El día 15 de junio el ministro pidió al gobernador que le informase de todo lo anterior. En su respuesta, del 17, la primera autoridad provincial dijo que si el Ayuntamiento probaba cargos contra el comandante gestionaría su traslado, pero sin darles su palabra de honor de efectuarlo. Al enterarse del posible cambio de destino, pues él había pedido información al primer jefe de la Comandancia de la Guardia Civil, una comisión, que representaba a la mayoría del pueblo, le pidió que mantuviera al comandante en el puesto. No obstante, a su juicio, como este último no gozaba de la confianza del Ayuntamiento socialista, la Dirección del instituto armado debía haber procedido a trasladarlo. El gobernador agregaba que al tener noticias de que el vecindario protestaba contra el Ayuntamiento frecuentemente fue a Fitero a reunirse con los concejales, que se comprometieron a procurar la convivencia y la armonía en el pueblo. No obstante, a la salida de la casa consistorial muchos vecinos pidieron la destitución de aquéllos. El gobernador finalizaba señalando que había querido mantener el Ayuntamiento, pero que buena parte de los concejales «al darse cuenta de las dificultades que ha de presentar su gestión y por su impopularidad que ellos mismos reconocen en el escrito, después de mostrarme su gratitud que he recibido en instancia (lo que resulta contradictorio con la postura de los concejales), insisten en su decisión irrevocable de no volver al Ayuntamiento». Los alzados lo ejecutaron en mayo de 1937. [AG-SM]

Fuentes:

A. GARCÍA-SANZ MARCOTEGUI, Diccionario biográfico del socialismo histórico navarro (I), Pamplona, Universidad Pública de Navarra, 2007, pp. 511-513